RAÚL Y LUCIA


Buenos días!

Hoy quiero mostraros la boda de Lucia y Raúl. Una boda llena de detalles que organizó Mónica de Singular Wedding.

Todas las bodas tienen su anécdota y la de esta se basa en una nube gris justo encima de ellos, por suerte se quedo en anécdota, que es lo importante... Mejor que lo cuente ella, una vivencia siempre se cuenta mejor en primera persona :)
Si pidiésemos a las parejas recién casadas que nos diesen un solo consejo para el gran día, la inmensa mayoría nos agasajarían con la típica frase “disfrútalo mucho porque se pasa muy deprisa”. Y no por típica es menos cierta.

Es por eso que a nosotros nos gusta pensar que, pese a haber dado el sí quiero un inolvidable 20 de julio de 2013, nuestra aventura comenzó en realidad dos años atrás, un 1 de mayo de 2011 con una romántica cena en una playa de Bora Bora en la que Raúl decidió hacer la gran pregunta. Cada uno de esos 26 meses de preparativos los vivimos con la ilusión que ese día tan especial merece y formaron para nosotros parte de esa mágica experiencia que se vio finalmente culminada con la alegría de ver el resultado final que había salido de toda aquella aventura y compartirlo con nuestros seres queridos.

Ante todo, he de decir que para mí casarme ha sido un sueño desde que tengo uso de razón. Es por eso que desde pequeñita había imaginado cómo sería mi boda un millón de veces y tenía claras las premisas que quería seguir:

1-Que fuese una boda temática basada en nuestro principal hobby, que más que hobby es un modo de vida: los viajes.
2-Que se realizaría por la tarde, al aire libre de principio a fin, y que las velas tendrían un papel protagonista.

Por supuesto la segunda premisa implicaba que la boda tendría que celebrarse en verano un día de cielos despejados y calorcito. Por eso, para no arriesgarnos, decidimos celebrarla un 20 de julio, ya que era “muy improbable” que en Barcelona lloviese en esa época. Por supuesto, de todas las experiencias en esta vida se aprende y si algo aprendí yo, organizadora nata, de la experiencia de preparar mi boda, es que no todo en esta vida se puede planificar al 100%. Y sobre todo que no porque las cosas no salgan como tú las habías planificado quiere decir que hayan salido mal.

Ya de vuelta en Barcelona, y teniendo tan clara la fecha que nos gustaba, nos pusimos a buscar el sitio ideal para nuestro gran día. Lo cierto es que no fue fácil porque a veces tener muy claro lo que quieres no ayuda demasiado. Visitamos muchos lugares antes de dar con el que nos enamoró: la finca Bell Recó de Argentona, una preciosa mansión modernista en medio del bosque con unos jardines inmensos que nos permitía celebrar ceremonia, aperitivo, cena y primer baile al aire libre y todo en diferentes espacios, algo que ya empezábamos a pensar que sería imposible de conseguir.
 
Ya con sitio y fecha escogidos decidimos dar el siguiente paso, y para mi fundamental si quieres garantizarte el éxito, que consistía en encontrar a la Wedding Planner perfecta. Si bien yo tenía clarísimo lo que quería, pienso que es esencial contar con alguien que te ayude a que todo salga exactamente cómo lo has pensado, sobre todo ese día que no vas a poderte permitir (ni falta que hace) estar pendiente de que las cosas salgan bien. Y ahora, 6 meses después de nuestro gran día, cada vez estoy más convencida de la suerte que tuve al dar con Mónica, de Singular Wedding , que nos acompañó durante toda nuestra travesía y sin la cual no quiero ni pensar cómo habría salido todo. 
Así que con la ayuda de nuestra hada madrina nos fuimos sumergiendo en el “maravilloso mundo de los preparativos nupciales” hasta que finalmente llegó el gran día.

El 20 de julio de 2013 amaneció en Barcelona un precioso día caluroso y despejado, tal como habíamos deseado, y desde muy prontito todas las empresas con las que habíamos contado para preparar el evento subieron a la finca y comenzaron su trabajo con el inmejorable resultado final que os voy enseñando en las fotos de TheFotoshop, un genial equipo de fotógrafos que supo retratar estupendamente todos los detalles y las emociones del día.

Raúl y yo pasamos la noche previa a la boda en nuestra casa de los últimos años porque no nos apetecía para nada separarnos. Llegadas las 12 más o menos, Raúl se subió a la finca con sus familiares más cercanos para poder supervisar los últimos preparativos y prepararse allí mismo. Estaba más guapo de lo que nunca le había visto, con un semichaqué hecho a medida por Señor y corbata de color granate, a juego con todos los detalles de la boda.
Yo, por mi parte, me dirigí con mi madre y madrina al hotel La Florida, en lo alto del Tibidabo, a una preciosa suite desde la que podía verse toda la ciudad y en la que luego pasaríamos nuestra noche de bodas. Para mí era importante vestirme fuera de la finca y llegar la última, para sorprenderme con el resultado final, y así lo hicimos. Allí me encontraría con Agnes Sunyer, de Events and More, que se encargó del maquillaje y peluquería. Buscábamos un look súper natural y yo creo que el resultado final no pudo ser más acertado.
Mi vestido fue el modelo 2003 de Jesús Peiró. Tenía claro que buscaba algo sencillo y cuando me lo probé supe que era el mío. Le dimos un toque “de gracia” con dos cinturones de pedrería, uno de Jesús Peiró y otro de Rosa Clará, que llevaría respectivamente durante la ceremonia y fiesta porque me era imposible decidirme por uno. Los zapatos , de Sacha London, con taconazo por supuesto y un lazo de la misma tela que el vestido. Y los preciosos pendientes de perlas y brillantes fueron mi “algo prestado”, puesto que pertenecieron a la abuela de mi amiga María y me quedé enamorada de ellos cuando se los vi puestos el día de su boda. Mi ramo de novia, diseñado por Phlox como toda la decoración floral del evento, llevaba toques de hipericum -unos pequeños frutos rojos-, así como una gran lazada granate para contrastar con el color en que se inspiró la decoración de la ceremonia.
 Cuando estuvo todo listo, un precioso Jaguar blanco descapotable del año 1949, que Phlox había decorado con grandes guirnaldas de paniculata, me estaba esperando en la puerta del hotel.


He de decir que, en contra de todos los pronósticos, estaba súper tranquila y disfrutando mucho del momento con mi madre, hasta que, ya de camino a la finca, recibí la “fatídica” llamada de Mónica, para contarme que en el lugar de la celebración se escuchaban truenos. Yo no paraba de mirar a mi alrededor y ver el cielo azul y en un principio quise pensar que se trataba de una broma, pero cuando llegué a un kilómetro más o menos de la casa pude observar atónita como una enorme nube gris se situaba justo encima de la ceremonia y amenazaba con estropear el día en el momento menos pensado. Como a estas alturas ya estaba todo montado y los invitados en su sitio no había tiempo de cambiar nada y decidimos seguir adelante y correr el riesgo. Reconozco que por un momento me agobié un montón pero cuando llegué a la finca y vi allí a todos mis familiares y amigos esperándome y, al final del camino, a Raúl con mirada emocionada, me olvidé de todo y simplemente caminé hacia él.


La ceremonia no pudo ser más emotiva y bonita. La oficiante, Mamen de Maestras de Ceremonias, vino desde Madrid para acompañarnos en el gran día e hizo un trabajo estupendo. Nos dejó personalizar la ceremonia todo lo que quisimos, leyendo textos que le pasamos y transmitiendo a nuestros invitados lo que significaba para nosotros el paso que íbamos a dar. Raúl y yo escribimos nuestros propios votos que – sobre todo los de Raúl, he de decirlo - emocionaron a todos los presentes, y contamos con las lecturas de Raquel, hermana de Raúl, y mis amigas Lucía y Rut, que nos hicieron olvidar por un momento de la dichosa nube que parecía no querer marcharse de allí. Todo ello amenizado con las bonitas piezas que tocó el cuarteto de cuerda La Musiqueta.

Finalmente, terminada la ceremonia y como seguía sin caer una gota, los invitados se dirigieron a la terraza principal de la casa en la que se sirvió el aperitivo, elaborado, al igual que la cena, con mucho mimo por Esther Conde y con el que la gente no pudo quedar más satisfecha. Como parte de la decoración preparamos una mesa temática de viajes en la que pusimos diversos elementos que fuimos recopilando en esos dos años, incluidas unas maletas antiguas que nos encontramos tiradas en plena calle y que rehabilitamos nosotros mismos. Las plantas aromáticas tuvieron un papel esencial y yo creo que quedó precioso. En cuanto al sitting, elaborado, al igual que todo el diseño gráfico de la boda, por Valeri de Connubivm, consistía en un gran mapa del mundo en el que figuraban avioncitos con nombres de los lugares a los que habíamos viajado en nuestros 4 años de relación. A su lado, en una maleta antigua, una tarjeta de embarque para cada invitado indicaba el nombre del destino al que viajaría esa noche, y cada destino se correspondía con el nombre de la mesa en la que se sentarían. A su vez, cada mesa llevaba una foto nuestra en ese destino pasada a acuarela por Félix Vidal con el nombre del mismo.
Cuando los invitados se encontraban disfrutando del aperitivo en la terraza y nosotros terminando de realizar fotos en los exteriores de la finca empecé a notar gotitas en el brazo….¡Oh my god! Estaba empezando a llover con toda la cena montada fuera y unas 500 velas rodeando el perímetro. He de admitir que la ansiedad se apoderó de mí. Menos mal que tenía a mi lado a Mónica. Lo dejé todo en sus manos con la esperanza de que saldría bien, pero no tenía ni idea de cómo lo íbamos a solucionar. Mientras tanto, el aperitivo se siguió sirviendo dentro de la preciosa casa modernista y fue una oportunidad para que los invitados la conocieran, y disfrutar de ese rato con ellos haciendo fotos y charlando, sin tener mucha idea de lo que estaba pasando con el montaje de la cena. Finalmente, y como la lluvia no parecía que fuera a dejarnos, me comentaron que sería necesario volver a montarlo todo dentro y que eso conllevaría más o menos una hora de retraso. Qué se le iba a hacer. Y lo que más me dolía era que los invitados no pudiesen disfrutar de la preciosa cena al aire libre que habíamos preparado…..pero no quedaba otra.

Cuando ya iban a comenzar a transportarlo todo, de pronto se obró el milagro: la lluvia paró y no quedó ni rastro de la que había caído, sólo una preciosa luna llena y una noche súper agradable con la temperatura perfecta. Todo el personal de la casa se dedicó a destapar las mesas (que previamente habían tapado con grandes paneles de plástico) y encender nuevamente todas las velitas (se gastaron 8 mecheros!). En 10 minutos todo estaba listo para que los invitados pasaran a la cena.
Y menos mal que pudieron disfrutarlo porque habíamos puesto mucho esfuerzo en conseguir el precioso resultado final: Las copas de los árboles fueron iluminadas por Moonlight con tonos tenues, y el agua del estanque con tonos azulados que destacaban las velitas y pétalos de rosa que flotaban en él. Se elaboraron a medida paneles de hiedra y velas para fijar el perímetro y también se colocaron velas a lo largo y ancho de las escaleras que presidían la zona. Los centros de mesa, altos con rosas rojas y, cómo no, velas, elaborados por Pholx dieron mucha calidez y a la vez permitían que las personas pudiesen ver a quién tenían sentado enfrente. En cada plato dejamos una notita escrita a mano para cada uno de los invitados, junto con su nombre. Fue un detalle que hizo mucha ilusión a todo el mundo.
Una vez pasada la tormenta, pudimos relajarnos y disfrutar plenamente de la cena, que también fue muy emotiva, desde nuestra entrada con la canción “Love is all around” de Wet Wet Wet, pasando por el inesperado regalo de Raúl (un bonito cuadro de los dos al estilo Andy Warhol) acompañado de sus emotivas palabras, los ramos de flores que entregamos a nuestras madres, el genial montaje con imágenes de nuestros viajes que realizó Ensu, la entrega de mi ramo de novia a mis amigas Rut y Lucía al son de “Dancing Queen, de Abba”, hasta el corte de la tarta , decorada con pétalos rojos y, por supuesto, velitas, y coronada por una imagen de nuestro logo en goma eva, artísticamente realizada por Elena de Rebusquiños. Como regalo para las chicas dejamos dos mesitas con pashminas y bailarinas para que todas estuvieran cómodas y pudieran disfrutar a tope de la cena y fiesta.
 El primer baile lo realizamos también al aire libre, frente a una preciosa cascada de piedra que decoraba los jardines de la casa, al son de nuestra canción “Bendita tu luz, de Maná”.

Para ello colocamos un foco en la fachada de la casa que le dio un aire muy romántico.

Y por fin pasamos a la fiesta! El salón lo dividimos en dos con un cortinaje negro para que no quedara tan grande y dar un aire más acogedor. Para disimular las cortinas colocamos unos globos gigantes que iluminamos con unos focos de colores. En el salón colocamos un chill out para quien quisiera estar un poco más relajado y una barra iluminada en la que se servían cócteles, todo ello de Crimons. Como el salón era acristalado, todos los árboles del exterior fueron iluminados en tonos amarillos lo que dio mucha calidez.

Para animar la fiesta, colocamos una mesa con gorros y disfraces de todo tipo y un marco dorado para hacerse fotos divertidas.
Además, en otra mesa colocamos un precioso libro de firmas con nuestro logo que nos hizo Connubivm, junto con una cámara Polaroid y unos rotuladores plateados para que la gente colocase su foto y nos dejase unas palabras de recuerdo.
 De la música se encargó Carlos, de Movilmusic, con quien nadie paró de bailar en toda la noche y que además amenizó la fiesta con un entretenido concurso de preguntas sobre nosotros y nuestra relación que iba intercalando con las canciones y que permitía conseguir, al primero en dar con la respuesta correcta, premios del tipo “paella en casa de los novios”, lo que nos proporcionó una excusa para seguir viendo a nuestros invitados una vez pasado el día y así rememorar con ellos los divertidos momentos que vivimos. Fue un verdadero éxito y todo el mundo acabó participando.



Y así, como quien no quiere la cosa, fueron pasando las 4horas de fiesta y nuestro día llegó a su fin. Tras la sesión fotográfica que hicimos en la playa dos días después de la boda, me dio una pena horrorosa quitarme el vestido de novia y pensar que no volvería a ponérmelo nunca, que nuestra travesía de los dos últimos años había tocado a su fin, pero eso sí, dejándonos unos recuerdos que nos acompañarán durante el resto de nuestras vidas.

 Finca: Bell Recó
Fotografía: The Fotoshop
Wedding Planner: Singular Wedding
Vestido de Novia: Jesús Peiró
Maquillaje y peluquería: Events&More
Zapatos de novia: Sacha London
Ramo de novia y arreglos florales: Phlox
Música en directo: La Musiqueta
Diseño grafico: Connubivm
Iluminación: Moonligth
Novios: Rebusquinos
Música disco móvil: Móvil Music
Noche de bodas: Hotel La Florida

Vaya nervios con la nube encima toda la ceremonia y parte del coctel, no? Por suerte todo salió genial y Lucia y Raúl disfrutaron al máximo de su día.
¡Enhorabuena pareja!
Y a ti, ¿Te apetece compartir tu boda en el blog? Escríbeme a Eldiariodediandra@gmail.com y me pondré en contacto contigo.
Hasta el lunes!!



2 comentarios:

  1. De esta boda me quedo con el cinturon de la novia (precioooooossssoooo) y la decoración con paniculata del coche. Mira que he visto la paniculata en las bodas, pero en un coche nunca. Muy original!

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  2. Llevo meses buscando información sobre bodas e ideas, y he de decir que es una de las más preciosas y espectaculares que he visto hasta ahora! La localización, la decoración, ese ambiente tan romántico... Enhorabuena!

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Diandra Ruiz

    Pienso que no hay que vivir rápido sino intenso y yo lo estoy intentando ;)
    Soy feliz, extrovertida y maniática. Me gusta el color amarillo, las palomitas y las bodas. Si pudiera le daría la vuelta al mundo, pero no voy sola. Siempre comparto todo con mi marido.


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